SÍNTOMAS DE TRAUMA

Peter A. Levine(1999) en su libro “Sanando el Trauma. Guía de estudio” 1, apunta lo siguiente sobre los síntomas de trauma:

La experiencia de cada individuo es única, por lo que compilar una lista completa de cada síntoma de trauma conocido sería una tarea enorme. Sin embargo, ciertos síntomas se consideran universales porque son comunes para la mayoría de las personas traumatizadas. En general, algunos síntomas tienden a aparecer antes que otros. Las listas que siguen no tienen la finalidad de ser un diagnóstico, sino más bien son para ayudarle a tener una idea de cómo se comportan los síntomas del trauma.

No todos los síntomas aquí enumerados son causados exclusivamente por un trauma, ni todos las personas que presentan uno o más de estos síntomas han quedado traumatizados. La gripe, por ejemplo, puede provocar un malestar similar a algunos síntomas traumáticos. La diferencia es que los síntomas de la gripe generalmente desaparecen en unos días, mientras que los producidos por un traumatismo no.

Síntomas específicos
por orden de aparición

Normalmente, los primeros síntomas que se desarrollan después de un evento abrumador son:

  • Hiperexcitación. Los signos más comunes son síntomas físicos (aumento del ritmo cardíaco, dificultad para respirar (respiración rápida, superficial, jadeo, etc., sudores fríos, hormigueo, tensión muscular) y síntomas mentales (aumento de los pensamientos, pensamientos acelerados, preocupación).
  • Constricción (opresión). El sistema nervioso centra todos nuestros recursos en la amenaza constriñendo tanto nuestro cuerpo como nuestras percepciones. Los vasos sanguíneos de la piel, las extremidades y los órganos internos se contraen para que haya más sangre disponible para los músculos, que se tensan en preparación para una acción defensiva. La constricción altera la respiración, el tono muscular y la postura.
  • Disociación. Woody Allen dijo: “No tengo miedo de morir. Simplemente no quiero estar ahí cuando suceda”. Allen describe la disociación clásica: una separación de la conciencia de la realidad física, que nos protege del impacto de una agitación que va en aumento. Si un evento que pone en peligro la vida continúa, la disociación nos protege del dolor de la muerte. Es un medio común para poder soportar experiencias que, por el momento, están más allá de lo soportable.
  • Negación. Esta es una forma de disociación que requiere niveles más bajos de energía. En este caso la desconexión se produce entre la persona y el recuerdo o los sentimientos sobre un evento particular (o una serie de eventos). Podemos negar que ocurrió un evento o podemos actuar como si no fuera importante.
  • Sentimientos de impotencia, inmovilidad o congelación. Si la hiperactivación es el acelerador del sistema nervioso, la inmovilidad es su freno. Cuando ambos estados ocurren al mismo tiempo, se produce un sentimiento de impotencia abrumadora. Ésta no es la sensación ordinaria de impotencia que nos afecta a todos de vez en cuando. Es una sensación de estar completamente inmovilizado e impotente para actuar. Esto no es una percepción, creencia o truco de la imaginación. Es real. El cuerpo se siente paralizado.

Los siguientes son otros síntomas que tienden a aparecer al mismo tiempo que el trauma o poco después (sin embargo, varios de ellos también pueden aparecer más tarde).

  • hipervigilancia (estar “en guardia” en todo momento)
  • imágenes intrusivas o “flashbacks”
  • extrema sensibilidad a la luz y el sonido
  • hiperactividad, inquietud
  • reacciones emocionales y de sobresalto exageradas ante ruidos, movimientos rápidos, etc.
  • pesadillas y terrores nocturnos
  • cambios bruscos de humor (reacciones de ira, rabietas, vergüenza)
  • capacidad reducida para lidiar con el estrés (estresarse fácil y frecuentemente)
  • dificultad para dormir
  • miedo a volverse loco.

Los siguientes síntomas que pueden aparecer incluyen:

  • ataques de pánico, ansiedad y fobias
  • vacío mental
  • conducta de evitación (evitar ciertas circunstancias que nos recuerdan traumas anteriores)
  • atracción por situaciones peligrosas
  • ira o llanto frecuente
  • cambios bruscos de humor
  • actividad sexual exagerada o disminuida
  • amnesia y olvido
  • incapacidad para amar, nutrir o vincularse con otras personas
  • miedo de morir o de tener una vida más corta.

El último grupo de síntomas incluye aquellos que generalmente tardan más en desarrollarse. En la mayoría de los casos, habrán estado precedidos por algunos de los síntomas anteriores (aunque, nuevamente, no existe una regla fija sobre cuándo y si aparecerá un síntoma). Este grupo incluye:

  • timidez excesiva
  • respuestas emocionales disminuidas
  • incapacidad para asumir compromisos
  • fatiga crónica o muy poca energía física
  • sistema inmunológico y ciertos problemas endocrinos, como disfunción tiroidea o enfermedades psicosomáticas, particularmente dolores de cabeza, problemas de cuello y espalda, asma, malestar digestivo, colon espástico, síndrome premenstrual severo y trastornos alimentarios
  • depresión, sentimientos de fatalidad inminente
  • sentirse como un “muerto viviente”: desapegado, alienado y aislado
  • capacidad reducida para formular planes y llevarlos a cabo.

Los síntomas del trauma pueden ser estables (estar siempre presentes) o inestables (que van y vienen) o pueden permanecer ocultos durante décadas.

Por lo general, los síntomas no ocurren individualmente sino en grupos. A menudo se vuelven cada vez más complejos con el tiempo, volviéndose cada vez menos conectados con la experiencia traumática original. Esto hace que sea cada vez más difícil rastrear los síntomas hasta su causa y más fácil negar la importancia del evento traumático en la vida.

En todos esos casos, nuestros cuerpos han retenido la información crucial que vincula los síntomas con el trauma original. Por eso es esencial que aprendamos a confiar en los mensajes que nos da nuestro cuerpo. Los síntomas de trauma son llamadas de atención internas. Si aprendemos a escucharlos y a aumentar la conciencia tanto física como mental, podemos empezar a sanar nuestros traumas. 1

La práctica de yoga sensible al trauma TCTSY ayuda a sanar los efectos que el trauma tiene en el cuerpo.

Fuente:

【1】 Peter A. Levine(1999) Healing Trauma. Study Guide. Sounds True, Inc.